Los resultados electorales en los Estados Unidos ponen a ese país en una situación compleja e incierta. Independientemente que haya o no una salida legal del impase electoral, queda claro que el sistema electoral tendrá que modernizarse con miras a evitar incertidumbre en futuras elecciones. Lo cierto es que esta coyuntura no solo afecta al mundo, sino especialmente a nuestro país en los temas que aderezan la relación bilateral.
Más allá de los asuntos migratorios, de seguridad, narcotráfico, entre otros, hay un tema de suma importancia que pone de manifiesto la necesidad de poner sobre la mesa y tomar decisiones-acciones en la materia, es decir, la dependencia excesiva de nuestro comercio exterior del mercado estadunidense, que de acuerdo al Maestro Félix González Sáenz, Director General de Comercio Exterior de Bienes de la Secretaría de Economía, en conferencia para los alumnos de la Maestría de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac, para el año de 2019 del total de nuestras exportaciones, es decir, el 80.5% se concentraron en ese país.
Al respecto, si bien es cierto esto, en palabras del funcionario de la Secretaría de Economía, se debe a un fenómeno económico denominado modelo de atracción gravitacional por el tamaño de la economía de los Estados Unidos, se debe de entender también que la economía mexicana está conectada a las dinámicas comerciales globales. En otras palabras, México está insertado en la lógica de las cadenas de valor de las firmas globales a través del comercio intra-firmas, es decir, el margen de maniobra para lograr la diversificación de México es mas complejo del que se piensa. Explico.
Independientemente que exista una política de la Secretaría de Economía de impulsar una política pública clara al respecto (inclusión, innovación y diversificación) las tendencias mundiales en la administración y organización de las grandes cadenas globales de valor ubican su producción en economías de localización (escala) donde existen condiciones (clúster) para impulsar la competitividad. Los casos de los países asiáticos, en algunos rubros como semiconductores eléctricos y manufacturas, son un ejemplo de ello.
La fabrica asiática, especialmente la china ha desplazado a una gran cantidad de países en desarrollo en el terreno de los flujos de la Inversión Extranjera Directa (IED) lo que ha provocado, grandes desequilibrios comerciales (déficits) con ellos. Además de la política neomercantilista (exportar más que importar) que ha seguido China, las variables en el comercio internacional han cambiado, transitando a que algunos países hayan modificado su política comercial de una abierta a otra restrictiva. Este es el caso de los Estados Unidos con respecto a sus principales socios comerciales, entre ellos China, con la guerra comercial y México, con la renegociación y entrada en vigor en julio pasado del nuevo T-MEC.
A pesar de la incertidumbre que se da por lo que en Estados Unidos acontece en materia postelectoral, existen grandes oportunidades en materia de comercio exterior para México. La primera es aprovechar la reorientación de la Inversión Extranjera Directa que se vendrá en el contexto de las disputas comerciales entre China y los Estados Unidos. En este punto, México puede aprovechar las ventajas que ofrece su geolocalización y el marco legal de sus instrumentos comerciales (red de tratados comerciales) especialmente el T-MEC. La segunda radica en la profundización de la estrategia de inclusión emprendida por la Secretaría Economía la cual está enfocada a que más empresas mexicanas, especialmente las PyMES se integren a las grades cadenas de valor o de proveeduría de las que hemos hablado. En este punto, pienso, radica el gran reto del país en materia de diversificación comercial en el mundo y de lograrlo, podríamos reducir paulatinamente los riesgos de carácter político como el que en estos días observamos.
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