Es cada día más común ver a niños desde temprana edad con dispositivos tecnológicos, en comparación a años atrás donde los niños solo se dedicaban a jugar y explorar la naturaleza.
Hace años los niños salían al parque a jugar con otros y en grupos montaban bicicletas, patines, jugaban con su pelota y realizaban diferentes actividades recreativas que les permitían entrar en contacto con un mundo más real, que ayudaban a apresurar su desarrollo motor.
Demasiadas horas
Un estudio realizado por la Kaiser Family Foundation el año pasado encontró que los niños en edad escolar pasan un promedio de 7 horas y media al día delante del televisor, un ordenador, un teléfono inteligente u otro dispositivo digital. Esa es una hora y 17 minutos más de cuando se hizo el último estudio que se realizó hace cinco años. El hecho de que la mayoría de los dispositivos son móviles da acceso a los niños en lugares en los que antiguamente era impensable: en el autobús, en la sala de espera del médico o en casa de la abuela. Aunque el estudio de Kaiser involucró a niños y adolescentes de 8 a 18 años, cualquier persona que tenga más de un niño sabe que los pequeños hermanos y hermanas siguen los pasos de sus hermanos mayores.
Incluso los bebés pasan delante de las pantallas unas dos horas al día a pesar de que los médicos recomiendan que los niños menores de dos años no estén delante de los aparatos electrónicos. Parece que los medios digitales son una parte importante de la vida de los niños, tanto como el aire que respiran. Si esto es bueno o malo para los niños es algo que no está exento de controversia, pero el reto está en encontrar la forma de ayudar a los niños a que se beneficien de las herramientas de alta tecnología al mismo tiempo que juegan y aprenden sin que las tecnologías se apoderen de sus vidas.
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