Entre los errores más frecuentes que cometen algunas embarazadas para controlar su peso, están:
Saltarse comidas. No es conveniente. El niño en gestación necesita envíos regulares y estables de nutrientes. El ideal es comer en pequeñas cantidades y más seguido. Además de facilitar la digestión y minimizar las náuseas y los vómitos, permitirá mantener un adecuado nivel de azúcar en la sangre.
Seguir una dieta estrictamente baja en grasas. El consumo de grasas saludables es esencial en el embarazo, sobre todo los ácidos grasos Omega 3 (presentes en nueces, semillas de linaza, aceite de girasol y pescados como salmón y atún), ya que son importantes para el crecimiento y el desarrollo del sistema nervioso central y la retina del feto. Lo recomendable es disminuir sólo las grasas saturadas como la mantequilla, lácteos enteros y carnes grasas.
No tomar bebidas dietéticas. La sucralosa (endulzante no calórico), está pensada para su uso seguro durante el embarazo, como también lo es el consumo moderado de aspartamo, un endulzante utilizado en gran parte de los alimentos bajos en calorías. Ambos están aprobados por la (FDA). De todas formas, se recomienda limitar el consumo de bebidas dietéticas, en beneficio del agua.
Pesarse todos los días. En lugar de poner toda la atención en la pesa, es preferible ocuparse de una buena alimentación. Las embarazadas no necesitan contar las calorías ni pesarse cada día. Lo aconsejable es que este registro lo realice el médico en los controles periódicos.
Pensar que las vitaminas prenatales son suficientes. Las vitaminas prenatales son sólo un tipo de suplemento nutricional, pero en ningún caso reemplazan una alimentación saludable
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